Alimentación, deporte y valor: tres premisas para cuidar tu corazón

3 hábitos para cuidar tu corazón
Llevar un estilo de vida saludable debería convertirse en un hábito si lo que queremos es huir de las enfermedades cardiovasculares. La mayoría son propiciadas por una mala alimentación, la falta de actividad física o, incluso, el consumo de tabaco y alcohol, pero lo cierto es que nunca es tarde para cambiar y mejorar.
Hoy te traemos algunos consejos para empezar vuestro gran propósito:
Sigue una alimentación equilibrada
La dieta mediterránea es muy beneficiosa para el corazón. ¿Las razones? Contiene productos ricos en grasas poliinsaturadas (aceite de oliva, pescado azul, frutos secos), variedad de frutas, verduras y cereales, y una ingesta moderada de carne y pescado.
Pero, ¡atención! No se trata de empezar una dieta estricta para después terminar con ella y volver al mismo estado actual. La cuestión es introducir pequeños cambios, intercambiar unos productos por otros, ser conscientes de lo que estamos comiendo y saber qué propiedades nos está aportando.
Evita todo tipo de productos procesados, bollería industrial, comida envasada, fritos… Porque eso hará que estés más lejos de conseguir tu objetivo.

Dedica 30 minutos al día a hacer ejercicio físico
“No tengo tiempo”, “no me gusta correr” o “me cuesta tener constancia” son algunas de las frases más recurrentes. Ya no hay excusas. Si correr no es tu fuerte, elige otra modalidad, sal a andar, si tienes perro aprovecha para dar largos paseos con el, coge el coche lo menos posible. En definitiva, muévete todo lo que puedas porque tu salud te lo agradecerá. Además, reducirás las posibilidades de sufrir sobrepeso y obesidad.

Termina con el tabaco y el alcohol
Los vicios nunca fueron buenos y menos cuando se tratan de sustancias tan perjudiciales como el tabaco y el alcohol. Ambos aumentan la presión arterial, los niveles de colesterol en la sangre, provocan hipertensión, diabetes y ponen en riesgo el corazón. Sabemos lo complicado que es dejarlo cuando son tantos los años de dependencia. Pero, ¿quieres o no ese cambio? ¿Qué serías capaz de hacer por ti?

Son ese tipo de preguntas las que te ayudarán a cambiar y tomar decisiones. Aquí también entran en juego la el valor de cada uno/a y sabemos que tu lo eres. ¡Adelante!